Mucho de vosotros ya sabréis de que trabajo. Aunque como “hobby” me dedico a arreglar ordenadores, mi trabajo oficial es en la pizzería de mi pueblo. Como casi en todos los trabajos, yo también podría escribir un libro con las cosas que me pasan cada noche allí, aún así, muchas de ellas se quedan entre mi jefe y yo, y luego las aprovechamos para echarnos unas risas.
Pero la del otro día la tengo que contar. Como os podéis imaginar, la gente cuando viene a buscar la comida y nosotros no hemos llamado aún se inventan tropecientas excusas. La mayoría de ellas ya nos las sabemos de memoria: Que si venía en el coche y me he pasado de camino, que si a lo mejor no he escuchado el teléfono, que si lo ha pedido Pepito y me manda a mi, que si me he dejado el móvil en casa.
Pues el otro día ya fue exagerado. Viene un buen hombre con la de “me he dejado el teléfono en casa y venía a ver si ya están”. Bien, pues no estaban porque llegaba 15 min pronto. De lo que no nos percatamos fue que el número que nos había dejado… era un fijo… Lógico que se lo haya dejado en casa, ¿no?
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By: ¬¬ on noviembre 14, 2010
at 4:32 am